
Hidrocarburos: Somos estratégicos o los precios seguirán subiendo
Estimado lector, el día de hoy me gustaría tocar un punto que considero crucial para el futuro energético de nuestro país y el cual repercute directamente en el bolsillo de todos los mexicanos.
En materia de negocios, cuando realizamos la evaluación de un proyecto, tomamos en cuenta diferentes factores para pronosticar y crear escenarios que nos permitan tomar decisiones más acertadas, evaluando sus beneficios pero también sus riesgos. No siempre las decisiones más rentables son las mejores estratégicamente; en materia energética para nuestro país tenemos que hacer exactamente lo mismo.
En los últimos días, hemos visto como a nivel internacional el precio del barril del petróleo ha ido en aumento llegando a sus niveles más altos en los últimos tres años; lo anterior se explicaría por diferentes factores geopolíticos como los ataques de Estados Unidos (EU) a Siria, lo cual creó la incertidumbre del inicio de una tercera guerra mundial; la posibilidad de nuevas sanciones de EU ante Irán, derivados del pacto nuclear firmado en el 2015, en donde de aplicarse dichas sanciones, se afectaría la producción de petróleo de la República Islámica y por lo tanto reduciría la oferta mundial, aumentando así automáticamente los precios para balancear la demanda.
Adicional a lo anterior, existen diversos factores macroeconómicos como el pronóstico de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en donde señala que EUA cubrirá el 80 por ciento de la demanda a nivel internacional para el 2023, la reducción de la producción de los miembros de la OPEP, y el creciente aumento de la demanda a nivel mundial, principalmente en los países asiáticos, en donde de seguir igual, nos llevará al escenario irreversible del encarecimiento del crudo.
Si bien es cierto que para México el aumento de los precios internacionales del barril del petróleo se ve representado en mayores ingresos para el país, hay que recordar que actualmente importamos el 70 por ciento de las gasolinas, por lo que se tiene un efecto inversamente proporcional que afecta y se manifiesta en el encarecimiento de los combustibles a nivel nacional y por lo tanto impacta drásticamente en los bolsillos de los mexicanos.
Para el primero de enero del 2018 el precio al público del litro de diésel en México se situaba en un promedio de 17.38 pesos y al día de hoy podemos encontrarlo a 18.90 pesos en las gasolineras, representando un aumento de casi el 9 por ciento y con lo anterior esperamos que siga subiendo.
En los últimos años ha existido un debate que pareciere que se ha convertido más en un tema de repetición que de análisis, en donde hemos escuchado que es más costoso refinar que importar combustibles.
La realidad de las cosas es que, aunque a nivel internacional, con el surgimiento de las energías limpias se espera que la demanda llegue a su punto de inflexión y empiece a reducirse, México está muy lejos de poder aplicarlas, actualmente no existe la infraestructura a nivel país para soportar dicho cambio.
Ya tenemos una experiencia previa en cómo nos afecta la dependencia comercial de nuestro vecino del Norte, tal vez aún no es tarde para que analicemos la parte estratégica más que la rentable sobre la producción de hidrocarburos, y se ponga en marcha un plan en beneficio de los mexicanos, independientemente de quien sea nuestro próximo presidente.
Fuente: El Financiero




