Vivir es una oportunidad unica
Querido Hijo,
Vivir es una oportunidad única.
Vivirla en ÉTICA es aprovecharla.
Desde el momento en que fuiste concebido en el seno de tu madre, para mi ha
sido la mayor alegría, que un ser humano puede llegar a sentir.
Pero está alegría fue superada cuando te vi nacer. Y te pude tener en mis brazos
por primera vez. Todavía recuerdo esos momentos, te lo aseguro que no los
cambiaría por nada, fueron maravillosos. Es algo así, que te impulsa a gritar al
mundo entero, ¡Ya tengo un hijo! ¡Ya soy Padre!
Y cuando escuche por primera vez de ti, la palabra “Papá”, mi alegría fue
indescriptible.
Por esto y por ser MI HIJO, deseo con todo mi corazón. Que tengas una vida llena
de felicidad. Vivida con toda plenitud, llena de alegría y de grandes realizaciones.
Y que tus tristezas, desdichas y sinsabores, tan solo sean un estímulo en tu
caminar, en la búsqueda de la felicidad y la verdad.
Precisamente ahora que estas en la primavera de tu vida y no en el ocaso de tu
caminar.
Debes preguntarte que quieres recibir de la vida. Para saber que debes darle.
Primero se debe de dar con amor y luego se recibe en abundancia.
En la vida se cosecha lo que se siembra. Y se recibe con creces lo que se da. Es
como un juego de búmeran. Es decir, lo que tiras es lo que se te regresa.
Si en la vida siembras amor. Tú cosecha será de amor.
Si siembras odio y apatía. Cosecharas irremediablemente de la misma semilla.
DISFRUTA DE VIVIR EN ÉTICA
Es decir, debes tener una voluntad inquebrantable para que las cosas buenas
sucedan y a las malas ignorarlas.
Es la vida y la salud física, mental y espiritual, nuestro más grande patrimonio.
Siempre y de manera constante, estudia y prepárate para que coseches
conocimientos. Pues son estos nuestra principal herramienta para servir con
calidad y alegría a la sociedad.
En la vida y en nuestro quehacer diario. Nuestros actos y actitudes deben
inclinarse a lo bueno y no ser proclives en lo malo.
Manuel Kant estableció:
Lo importante no es si es bueno o malo.
Lo relevante es la voluntad con la que se ejecutan los actos.
La vida es como un suspiro. Y pasa como las nubes.
Es por eso que debemos ser cautos y reflexivos en nuestro actuar.
Ama a Dios sobre todas las cosas. Y ama a tú prójimo. Como a ti mismo.
Te recuerdo hijo, que es en esto en lo que se basa la ética.
De acuerdo con nuestro actuar por la vida. En esta iremos cobrando y pagando
facturas como consecuencia de nuestra conducta.
DALE VALOR A TU VIDA
Te has detenido a observar un cielo azul ó caminar entre las olas de un mar azul
turquesa ó simplemente escuchar como un pájaro que canta sin cesar. Todos tus
sentidos son un milagro de Dios.
Uno de los más grandes anhelos de todo ser humano es alcanzar la tan codiciada
FELICIDAD.
A veces esperamos que los demás nos hagan felices. Y sentimos que es obligación
de nuestros seres queridos y amistades hacernos felices. Y cuando ellos no lo
pueden hacer. NO ALCANZAMOS LA FELICIDAD.
Querido hijo, quiero decirte que en eso no consiste la FELICIDAD.
La Felicidad es buscar hacer felices a los demás, se nos olvida con facilidad que
primero se da y luego se recibe.
SIEMBRA FELICIDAD Y SERÁS FELIZ
Nunca niegues una sonrisa, un saludo, un abrazo a los demás. Pues todos
necesitamos darlos y recibirlos. Si quieres decirle a alguien que lo amas. Si
quieres pedir perdón. ¡HAZLO HOY!
Haz feliz a los que te rodean,
Derrocha alegría en tu caminar,
Da, aunque no se te pida.
Llena tu vivir de pasión y amor.
Si las cosas son buenas has que sucedan.
Y si la vida te concede la experiencia de tener un hijo.
Ojalá puedas repetir las palabras que en vida le mencione a mi Padre. Es decir tu
Abuelo.
Querido Padre, yo sería el hombre más feliz del mundo. Si pudiera educar a mi
hijo como tú me educaste a mí.
También tuve la oportunidad de decirles en vida; Si muriera y Dios me diera la
oportunidad de volver a vivir. Y me diera a elegir dos deseos, le pediría al mismo
hombre como Padre y a la misma mujer como Madre.
Por último deseo decirte hijo:
Se sal en la tierra, para que seas el sabor de la vida de los demás. Y una lámpara
encendida, no abajo de la mesa. Sino arriba, para que alumbres y guíes
conciencias y corazones de tu hermano el hombre. Y al final de tu vida. Puedas
exclamar:
Vida nada te debo. Estamos en paz.
¡Ha! se me olvidaba.
Alguien dijo:
En la vida tuve miel y hieles. Porqué también le puse a mi vida hieles y mieles
sabrosas. Siempre que sembré rosales. Coseche rosas.
¡Te amó querido hijo!
José Luis Elizondo Cantú